24.8.09

ES HORA DE LUCHAR CONTRA LA DERECHONA Y DEJAR DE SER MEAPILAS

El último sondeo del CIS revela datos ciertamente preocupantes. A pesar que el número e ciudadanos que consideran que la situación económica ha mejorado y que mejorará aun más el próximo año, el PSOE, no solo no mejora en las encuestas, sino que la cosa va a peor a cada sondeo.

Desde las elecciones hasta hoy, las expectativas de voto del PSOE han caído del 43'9% al 39%, lo cual, traducido a escaños, supondría pasar de les 169 actuales a entre 154 y 158. Por su parte, la valoración del Presidente Zapatero cae también. Si al iniciar el presente mandato más del 50% declaraban confiar en él, hoy el 70% declara que no lo hace.

El PP, sin embargo, pese a subir sólo 3 décimas el porcentaje que obtuvo en las últimas elecciones (del 39’9% al 40’2%); pese a que el 80% de los ciudadanos desconfía de manera clara de Rajoy; pese a que la valoración del líder de la derecha española no supera un deficiente 3’5; pese a los clamorosos escándalos de corrupción que acarrean, pasaría de los 154 escaños actuales a entre 158 y 161, pudiendo así gobernar con el apoyo de CiU i PNV si las elecciones generales se celebrasen hoy y el sondeo del CIS acertara, claro está.

La clave de esa situación, a parte de en los errores propios cometidos, cabe buscarla en el siguiente dato: mientras sólo un 68% de los votantes del PSOE afirma ahora que volvería a votar a los socialistas, en el caso del PP esa fidelidad asciende al 84% de sus electores.

¿Por qué ha emprendido el PP la loca carrera de desprestigio de las instituciones del Estado? Creo que está claro. Sus sociólogos, con Arriola a la cabeza, tienen claro que sólo ganarán las elecciones si consiguen alejar de las urnas a cuantos más votantes de la izquierda mejor a la vez que mantienen amarrados a sus votantes, para lo cual, nada mejor que una buena historia de espías y contubernios rojos contra ellos.

Con los datos que arrojan los sondeos, creen que si embrutecen la vida pública –en la que ellos no creen- quienes acabarán absteniéndose serán los votantes de izquierdas.

Creen asimismo que acusando –aún sin prueba alguna- al gobierno del PSOE de inquisidor es la mejor manera de sembrar dudas entre los meapilas de la izquierda, a la par que les sirve para distraer la atención sobre los gravísimos casos de corrupción que afectan a decenas de cargos del PP y al corazón mismo del partido, si es que esta gente tiene de eso.

Creen que la corrupción que se da en sus propias filas no les pasará factura alguna entre los suyos, pues a ellos, la corrupción, como el valor al soldado, se le supone.

Creen que mientras más crispación generen en la vida pública, mientras más pongan en entredicho las instituciones del Estado y el sistema democrático, menos votantes de izquierda acudirán a las urnas.

A eso juega el PP ahora. ¿Y dentro de un año? Dentro de un año, con los suyos firmemente sujetos después de haber tensado la cuerda hasta casi romper el Estado, sacaran a pasear el falso centrismo de siempre, desempolvando a Gallardón, con la esperanza que algunos pacatos y meapilas de la izquierda puedan decir aquello de que el PP es una “derecha civilizada”, que “Rajoy no es Aznar” y que “la alternancia es el eje central de la democracia”.

Pero, ¿por qué creen todo eso? ¿Tanto poder tienen como para convertir esas creencias en realidad? ¡NO, no lo tienen! Y mientras menos meapilas seamos la gente de izquierda, menor poder tendrán. Esa es la mejor manera de luchar contra la derechona que se nos viene encima.

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